A Kleine a veces le pasaban esas cosas extrañas, como solía llamar ella a sus sueños premonitorios y a sus corazonadas.
Aquél día comenzó a eso de la nueve y pico, su perro Toc le lamió la cara, como siempre, y a partir de allí no paró un segundo. Hacer las compras, lavar la ropa, ir a comprarle el pan que tanto le gusta a su hija Roxy y perderse por fin en unos mates relajantes a eso de las once.
Después, mientras esperaba que la ropa se centrifugara, se dirigió a la cocina y comenzó a lavar las tazas del desayuno y la lechera de aluminio. Esos instantes eran los que le servían para evadirse un poco y tener tiempo de programar sus quehaceres cotidianos. Comenzó pensando en la manteca del supermercado, los precios que no paran de subir, la escuelita donde estuvo trabajando esa semana, y finalmente, sin saber por qué, se acordó de él.
Ante. El diario relató al día siguiente: "falleció en el Fernández luego de una larga enfermedad". Viejo gay, modelo, personaje raro y que nada tenía que ver con Kleine. Y sin embargo....ahí estaba ella recordando una vez que escuchó a Peña en la radio entrevistándolo, y se desarmó de risa ante las ocurrencias de ese loco.
El domingo compró el Clarín y vió su foto publicada. Murió Ante Garmáz...y la sangre se le detuvo por unos instantes.
Las mariposas se le agolparon. Otra vez, pensó...otra vez.
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