Gajes del oficio

Es dura la vida de la vendedor, de cualquier tipo y en cualquier área a la que se dedique, desde vender parcelas para tu tumba hasta para aquellas que vendemos lápices labiales a las "boludas totales" que se creen que el mundo es eso: un esmalte y un labial.
Y es duro tener que soportar las locuras de la gente, las faltas de respeto, el mal aliento, entre tantas cuestiones.  Por ahí vos llegás con buena onda y atendiste una conchuda y te amargó el resto del día, y por más que querés remontarlo no te dejan, el Universo se confabula para mandarte una conchuda tras otra...una más, una más, una más.
Hoy fue un día de esos...insoportablemente conchudesco. ¿Serán las fiestas? y esa musiquita de mierda que ponen en el shopping y escuchamos doscientas milveces al día: "din don dan, din don dan, llegó navidad..."
Estoy pensando seriamente en llevar una itaca y arrasar con los parlantes (uhhh, se me notó el viejazo en esta palabra), o también matar a quien aprieta el botón para que arranque, ¿estará en administración? ¿quién será el hijo de puta que lo hace? a lo mejor está programado...sí, obvio, siglo XXI.
En fin...es dura la vida del vendedor, y no de Lafayette, precisamente.